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Las marcas que logran conectar con las emociones van más allá de lo que se ve o se escucha. El olfato, muchas veces olvidado en las estrategias de marketing, tiene un poder único: puede despertar recuerdos, generar confianza y provocar decisiones sin que el consumidor sea consciente de ello. El marketing sensorial, y en especial el uso de aromas, se ha convertido en una herramienta clave para transformar espacios y experiencias en momentos inolvidables.

En el mundo digital, cada clic cuenta. Pero ¿qué hace que un usuario no solo visite tu sitio web, sino que también realice una acción significativa como comprar, suscribirse o contactar? La respuesta está en el neuromarketing: la ciencia que estudia cómo el cerebro responde a los estímulos de marketing. Cuando se aplica al diseño web, se convierte en una poderosa herramienta para crear experiencias que no solo atraen, sino que convierten.

En la actualidad captar la atención del consumidor es solo el primer paso. El verdadero reto está en mantenerla y lograr que tu marca se quede grabada en su memoria. Aquí es donde el neuromarketing entra en juego: combinando psicología, neurociencia y estrategia para diseñar experiencias que impacten y perduren.

Cada octubre, las calabazas, los disfraces y los tonos naranjas invaden escaparates, redes sociales y campañas publicitarias. Pero más allá de la estética, Halloween activa algo mucho más profundo: el deseo inconsciente de consumir. ¿Por qué esta fecha, que no siempre fue tan comercial, se ha convertido en un imán de ventas? La respuesta está en el neuromarketing y el poder de los estímulos estacionales.

Cada vez que tomamos una decisión de compra, creemos que estamos actuando de forma racional. Comparamos precios, evaluamos beneficios, leemos reseñas. Pero ¿Qué pasaría si te dijéramos que la mayoría de nuestras elecciones están guiadas por impulsos inconscientes?

En el mundo del marketing deportivo, pocas decisiones han resonado tanto como la de Simone Biles, la gimnasta más condecorada de la historia, al dejar el patrocinio de Nike para firmar con Athleta, una marca enfocada en mujeres. Más allá del impacto comercial, este cambio revela profundas lecciones sobre neuromarketing, empatía y conexión emocional con la marca.