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Desde el primer momento que llegas a una tienda, tu cerebro ya está siendo influenciado. La iluminación, la colocación de los productos, la música y la distribución del espacio están diseñadas para guiarte, emocionarte y llevar a cabo la compra.

En un mundo sobrecargado de publicidad y comunicación, captar y mantener la atención de las personas se ha convertido en un reto constante. Aquí es donde la neurociencia entra en juego. Esta disciplina estudia cómo funciona nuestro cerebro y en el ámbito del marketing, permite descubrir qué estímulos emocionales y sensoriales logran conectar de manera profunda y duradera con los consumidores.

El storytelling emocional se ha convertido en una herramienta fundamental para las marcas que buscan generar un impacto duradero en sus clientes. Mediante historias bien construidas, las marcas pueden despertar emociones, fortalecer la conexión con su audiencia y generar recordación de su mensaje.

La tecnología ha cambiado radicalmente la forma en que las marcas entienden y se conectan con sus consumidores. Es así que el neuromarketing y la inteligencia artificial (IA) se han convertido en herramientas clave para analizar el comportamiento de los usuarios y crear estrategias más personalizadas.

Cuando una buena impresión inicial influye en cómo percibimos otros aspectos de una marca o producto, se conoce como efecto Halo. En neuromarketing se utiliza para generar asociaciones positivas que impactan la decisión de compra. En estrategias con celebridades o empaques con diseño elegante, las personas suelen asumir que es un producto de gran calidad.

Al estudiar cómo responde el cerebro a colores, formas, olores y texturas, las marcas pueden diseñar y crear productos más atractivos y funcionales, que conecten emocionalmente con los consumidores. El neuromarketing aplicado al diseño de productos y empaques busca optimizar la experiencia del consumidor mediante estímulos sensoriales.