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En un mercado con opciones infinitas de productos, solo unas pocas marcas logran quedarse en la mente… y en el corazón. ¿Qué tienen en común? Han entendido cómo funciona el cerebro.
En un mercado con opciones infinitas de productos, solo unas pocas marcas logran quedarse en la mente… y en el corazón. ¿Qué tienen en común? Han entendido cómo funciona el cerebro.
En un mundo saturado de estímulos visuales, las marcas que logran activar otros sentidos como el olfato, el tacto y el sonido, tienen una ventaja competitiva muy poderosa. El neuromarketing sensorial estudia cómo los estímulos sensoriales influyen en las emociones, percepciones y decisiones de compra, muchas veces sin que el consumidor lo note conscientemente.
Para empezar, es importante entender ¿Qué son las “microdecisiones”? Estas son elecciones que el cerebro realiza de forma casi automática, en apenas 1 a 3 segundos. No requieren un análisis racional profundo, sino que se basan en intuiciones, emociones y estímulos sensoriales. En ese brevísimo lapso de tiempo, el consumidor ya ha decidido si confía en una marca, si le atrae un producto o si continuará leyendo un anuncio.
En nuestro mundo actual el acto de deslizar desde nuestros dispositivos móviles contenido en redes sociales parece casi automático. Pero detrás de ese gesto cotidiano hay una poderosa maquinaria cerebral que las marcas deben entender y usar con responsabilidad.
En el panorama del neuromarketing, las marcas no solo venden productos o servicios: venden sensaciones, identidades y promesas emocionales. Pero ¿cómo logra una marca posicionarse en la mente del consumidor de forma duradera? La respuesta está en la intersección entre la personalidad de marca y la percepción neuronal.